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Hacia una ciencia abierta y una cultura libre

La situación que atraviesa el mundo ha agudizado las contradicciones sociales que normalmente se encuentran atenuadas, localizadas o pasan desapercibidas. Quienes viven al día no pueden salir a cubrir sus necesidades mínimas. Aquellos que poseían un trabajo estable están al borde del desempleo por el paro en la producción y el eventual cierre de empresas. Mucha gente ha tenido que cerrar sus negocios y entregar los locales al no percibir ingresos para el pago de arriendo y servicios y ante la incertidumbre económica que se avecina.

Al momento de escribir este párrafo, [Estados Unidos es el país con mayor cantidad de casos en el mundo] de COVID-19, seguido por España y luego Italia, que a pesar de estar en el tercer lugar en número de casos, ha ocupado el primer lugar en número de muertos hasta que fue superado por EEUU recientemente. Colombia se encuentra muy abajo en la tabla, con poco más de 2.700 casos y «tan solo» 100 fallecidos. Sin embargo, las medidas de cuarentena tomadas inicialmente se han extendido por dos semanas más porque la pandemia está lejos de estar controlada. El estado colombiano cuenta con muy poca capacidad para realizar pruebas por lo que los números no deben ser muy confiables.


La `COVID-19' es una enfermedad que ocasiona complicaciones respiratorias que pueden ocasionar la muerte si no se reciben cuidados
complementarios. Los ancianos y las personas con condiciones previas como diabetes e hipertensión son los más vulnerables. Los pacientes más críticos requieren respiración asistida, lo que transforma los respiradores mecánicos en un recurso escaso ante un virus con tal capacidad de contagio.

«La vida es sagrada», afirman los que se autodenominan «provida», como Trump, Bolsonaro o Duque, actual mandatario de Colombia; [si hablamos del aborto, por supuesto]. El derecho a la vida es supuestamente un derecho fundamental y es tan primario que sin él no tiene sentido hablar de *otros* derechos. A pesar de ello, varios mandatarios han retrasado la respuesta a la pandemia por los efectos que parar tiene en la economía. Al final no ha servido de nada, porque las medidas drásticas han probado ser eventualmente necesarias. La única forma de reducir la cantidad de muertos y de no colapsar los sistemas de salud es reduciendo la velocidad de propagación, en espera de una vacuna.


Llama la atención que se sigue colocando en una balanza la vida, de un lado, y los intereses económicos, en el otro. ¿No son la vida y la salud derechos fundamentales?. Los países latinoamericanos contaron con ventaja para afrontar la crisis sanitaria que se venía y no obstante tardaron mucho en asumir las medidas necesarias, afirmando que la economía no puede parar así como así. Realizaron un tanteo en espera de ver cómo avanzaba la pandemia y cada día tardío resultó, o resultará, seguramente, en muchos decesos, sobre todo en países con sistemas de salud tan paupérrimos como el nuestro.

Mi intención en este artículo es centrarme en otra situación que ha venido ocurriendo. Miles de personas alrededor del mundo han respondido al llamado a aportar de alguna forma su conocimiento y su trabajo a la crisis. Bien sabemos que los trabajadores de la salud, los campesinos, el personal de farmacias y todos quienes hacen parte de la cadena de suministros básicos, de servicios públicos, entre otros, continúan trabajando. Es casi una obligación de parte de los estados mantener estos sectores funcionando. A ellos se han sumado profesores y estudiantes de universidades públicas quienes han querido aportar construyendo equipos médicos de bajo costo, o partes para equipos médicos que no son fáciles de conseguir. En la Universidad Tecnológica de Pereira encontramos un caso en que «unas 15 personas entre docentes y egresados…crearon un prototipo de respirador mecánico debido a la emergencia sanitaria originada por [la] COVID-19». En la Universidad Nacional [hicieron lo propio], construyendo respiradores para pacientes con coronavirus.

Alrededor del mundo comunidades de makers, que en español vendría a ser algo así como creadores o hacedores, se han organizado en torno a la emergencia. Hablamos de ingenieros, programadores, expertos en electrónica, ingenieros mecánicos, médicos, físicos, etc., quienes se unen con el objetivo de apoyar en la contención del virus. Igualmente, individuos y organizaciones con impresoras 3D han ofrecido sus servicios para construir partes de suministros y equipos médicos sin costo alguno. Existen [proyectos] para diseñar ventiladores de «código abierto», entre muchos otros dispositivos que pueden ser de utilidad para enfrentar la enfermedad.

A todas estas personas las impulsa la idea de ayudar. Aunque no sean conscientes de ello, comparten el espíritu de movimientos
anteriores. Los diseños que han realizado para los respiradores los han liberado como «hardware libre». Cualquier persona puede descargar el diseño e implementarlo ella misma si tiene el conocimiento y los recursos necesarios. No solo eso, cualquier persona puede mejorar el diseño y compartir los cambios con la comunidad. Esa filosofía no nació con el hardware, fue planteada por primera vez en la década de 1980 por [Richard Stallman], un hacker del MIT, quien consideró injusto no poder arreglar él mismo una pieza de software que requería la impresora del laboratorio en el que trabajaba.

Todos hemos usado alguna vez software privativo. Ese el nombre que en la comunidad de /software libre/ damos a todos esos programas que limitan e irrespetan a sus usuarios. Muchas veces no nos damos cuenta, como al usar `Gmail'. Es erróneo llamar a este cliente de correo (o a`Yahoo Mail', o casi cualquier otro que usen) una página web, porque no lo es. Es una aplicación web tan compleja (o más) que una de escritorio. Les aseguro que es más compleja que el bloc de notas. `Gmail' es software privativo y para poder usarlo hay que aceptar
un acuerdo de usuario final (EULA se refiere a: End User License Agreement) en el que se especifican las reglas del su uso.

[`Google' enumera en qué países se pueden usar sus aplicaciones.] Vemos a Irán, Cuba, Siria y China. En Cuba el acceso se encuentra restringido por el bloqueo económico y político que EEUU impuso sobre la isla. En China el bloqueo se debe al propio estado, en su afán de que sus ciudadanos usen los servicios nacionales sobre los que pueden ejercer un mayor control y una mayor vigilancia, a la vez que reducen los riesgos de que su informática sea controlada por potencias imperialistas rivales.

`Google' ofrece en su sistema de correo electrónico más de 15 Gb de almacenamiento, en los que caben cerca de [2550 millones de palabras], miles de canciones en formato `mp3', y varias películas en muy buena calidad. Y eso es lo que hacemos casi todos los días con nuestro correo electrónico; entregarle información que va a parar a los servidores de esta transnacional.

Su gran negocio es la publicidad. De allí provienen la mayor parte de sus ingresos. Junto al buscador, que ha ingresado a nuestra cultura con palabras como «guglear» y al servicio de correo electrónico, `Google' adquirió y desarrolló `Android', el sistema operativo para dispositivos móviles que está en los bolsillos de la mayoría de la gente del mundo. Tienen servicios de almacenamiento de archivos (drive), fotos (photos), mapas (google maps), suite ofimática (reemplazando a Microsoft Office por versiones en linea), traducción automática entre lenguajes, divisiones de inteligencia artificial (aprendizaje de máquina, síntesis de voz, procesamiento de lenguaje natural, etc.), alquilan
infraestructura para internet (computación en la nube), computación cuántica (el potencial futuro de la computación), proveen internet a
través de fibra óptica, videojuegos (Stadia) y un largo etcétera. De hecho, hace años apareció [`Alphabet'], un conglomerado de subsidiaras
de las que `Google' es uno más. Han crecido tanto que tuvieron que dividirse y organizarse de esa manera.

Semejante crecimiento no ha estado exento de controversia. En diversas ocasiones han sido investigados por [prácticas monopólicas]. Son todo un caso de estudio en economía capitalista: integración vertical, horizontal, [guerras de patentes], concentración de capital,
etc. Empresas como `Google' compran a cuanta empresa pequeña tenga tecnología que pueda servirles en sus productos, o para obtener patentes que sirvan a sus intereses. El sueño de muchos «emprendedores» de países opresores es que su idea de negocio aparezca bajo el radar de alguna de las grandes empresas tecnológicas para venderlas por sumas multillonarias.

No quiero que el lector piense que este escrito es una diatriba contra `Google'. Lo cierto es que sus competidores hacen lo mismo. `Facebook', `Apple', `Amazon', `Microsoft', `Oracle'. Esas son las reglas del juego de nuestra economía y las grandes transnacionales tecnológicas son actores que ejecutan muy bien su papel.


La informática es el procesamiento automático de información por medio de computadoras. Un editor de imágenes como los que usan los diseñadores gráficos representan las imágenes como un conjunto de números (tanto de rojo, tanto de verde y tanto de amarillo, como cuando mezclamos colores para crear otros). Al usar el editor podemos transformar esos números en otros, convirtiendo de esa forma la imagen original un una diferente. Ese procesamiento es útil para alguien. En la era previa a la masificación de internet, cuando no existían aplicaciones web, la informática la realizaba el computador de cada persona. Instalábamos y ejecutábamos programas que hacían nuestra «informática» sin enviar nuestros datos a internet.

Las cosas han cambiado mucho desde aquel entonces. Hoy en día, las grandes empresas de tecnología promueven la computación en la nube. El término nube es una forma muy conveniente de esconder qué hay tras el «módem» que nuestro proveedor de internet nos instala. `Google' no posee infraestructura instalada en Colombia. El país más cercano en el que tienen oficinas con desarrollo de tecnología es Brasil. Los grandes tendidos de fibra óptica interoceánica que comunican este continente con el resto del mundo tampoco salen de Colombia. La gran mayoría de nuestra informática atraviesa Estados Unidos. La /nube/ no está uniformemente distribuida; tiene focos de concentración.



Esa concentración se relaciona directamente con la concentración de poder económico y político. La cantidad de cables de fibra óptica bajo
el mar pueden tomarse como un indicador de bienestar social, como lo podemos ver en un África subsahariana sin casi lineas de fibra entrando o saliendo de él.

Hace años apareció la noticia del espionaje masivo que realiza Estados Unidos, no solo sobre sus ciudadanos, sino sobre ciudadanos del mundo entero. Lo lograron por esta concentración tecnológica y científica con la que cuentan. Todas las grandes empresas norteamericanas se vieron envueltas en el escándalo.

Cuando no tenemos control sobre nuestra informática, le estamos entregando un enorme poder a quien la realiza por nosotros. Lo que ha
probado la historia hasta el día de hoy es que los estados y las empresas abusarán de ese poder. El software privativo y la computación en la nube hacen parte del mecanismo para ejercer ese poder a cambio, a cambio de una relativa comodidad a la hora de utilizar software.

¿Qué es el software libre?. Las licencias privativas restringen. Las licencias libres usan los derechos de autor con el fin contrario, permitir en lugar de prohibir. Es un software que garantiza [cuatro libertades] esenciales:

• La libertad de ejecutar el programa como lo desee, con cualquier propósito (libertad 0).
• La libertad de estudiar el funcionamiento del programa y modificarlo de modo que realice las tareas como usted desee (libertad 1). El  acceso al código fuente es un prerrequisito para esto.
• La libertad de redistribuir copias para ayudar a los demás (libertad  2).
• La libertad de distribuir copias de sus versiones modificadas a otras personas (libertad 3). Al hacerlo da a toda la comunidad la  oportunidad de beneficiarse de sus cambios. El acceso al código fuente es un prerrequisito para esto.

Las cuatro libertades ocasionaron el surgimiento de comunidades de voluntarios en torno a la creación, al mantenimiento y al mejoramiento
del software libre. No tiene sentido hablar de «ilegalidad» o «piratería» porque reconocemos la importancia de compartir. Parafraseando a Richard Stallman, fundador del movimiento de software libre: si un amigo nos pide una copia de una obra digital, nos enfrentamos a un dilema ético; negársela a nuestro amigo o violar la ley. El menor de los males violar la ley que es injusta.

Con el surgimiento y popularización de internet, el movimiento de software libre se ha venido a ocupar en cuestiones como la privacidad y
la seguridad. Para el movimiento, la computación en la nube es parte del problema. Nos dicen que es software como servicio cuando realmente es un servicio como sustituto de un software que de otro modo ejecutaríamos en nuestra máquina. Es la excusa perfecta para obtener nuestros datos y para tener un control sobre nosotros y sobre lo que hacemos.

Si nos quitamos por un momento el prejuicio de la «propiedad privada» que tan imbuido está en nuestra sociedad, nos daremos cuenta que /copiar/ es una acción necesaria para que la información digital sea útil. Cuando visitamos una página web, lo que hacemos es descargar una copia de todo lo que vemos en nuestra computadora para luego visualizarla en el navegador. Cuando editamos una imagen estamos copiando el contenido desde el disco duro hasta la memoria RAM de nuestras computadoras para editarla desde allí. Lo «antinatural» es prohibir la copia. Las licencias restrictivas sobre trabajos digitales son una limitación artificial de una capacidad innata de la
informática. El objetivo de esa limitación es tratar los programas informáticos como una mercancía más y poder explotarla económicamente.

Las ideas de Stallman se esparcieron por el mundo entero y se adaptaron más allá del software. Al tratar con obras digitales como fotografías, literatura, música, etc. hablamos de /Cultura Libre/. En el mundo del hardware nos encontramos con el hardware libre que es la utilización del «derecho de autor» para permitir, en lugar de prohibir, ciertas cosas sobre los diseños del hardware para que puedan ser compartidos y mejorados.

En el campo de la ciencia, las publicaciones científicas son de la mayor importancia y, sin embargo, nos encontramos con «barreras de pago» para acceder al conocimiento científico. Mucha de esa investigación es financiada con recursos públicos pero los productos finales, incluyendo las publicaciones científicas son apropiadas por privados. Para el caso de los artículos científicos hablamos de las grandes casas editoriales de literatura científica. Que ironía que la gente pague con sus impuestos por esa investigación, y las universidades públicas, posteriormente, pagan una vez más para acceder a las publicaciones. El mayor aporte de las revistas es la revisión por pares suele ser realizada por investigadores *voluntarios* que en muchos casos son empleados de universidades públicas. Es válido preguntarnos: [¿Cuántas veces tiene que pagar la sociedad por el proceso de investigación?]. No olvidemos que la ciencia y la tecnología son un ejercicio colectivo; descansan sobre hombros de gigantes, y solo puede seguir avanzado de esa forma. Más allá del pago de impuestos, la lógica de la ganancia no puede regir sobre esperas como la ciencia, la cultura, el arte, la educación (¿debería regir en algún campo?). Es por ello que muchos científicos e investigadores cuestionan la forma en que funciona este proceso de financiación socializada con apropiación privada. Como respuesta, y haciendo eco de los principios esbozados por la comunidad de software libre, adaptados al problema particular, se empieza a hablar de «acceso abierto» y posteriormente de «ciencia abierta».


Tomemos el ejemplo de unos [creadores italianos] quienes hicieron su aporte a la crisis de su país construyendo respiradores bajo licencias libres. No hay duda de que estaban haciendo lo correcto; actuaban por el bien común. Sin embargo, tienen el temor de ser demandados por los dueños de los diseños de algunas de las partes que utilizaron, las cuales están protegidas por patentes, otro mecanismo cubierto bajo el paraguas de «propiedad intelectual», junto a los derechos de autor, usados para limitar el acceso a los productos de la ciencia y la tecnología.

¿No le parece absurdo al lector que unos bienhechores teman por consecuencias legales en medio de una pandemia?. Las crisis mundiales son periódicas, más no son constantes. Sin embargo, existen regiones del planeta, las más pobres, que llevan siglos en crisis. Mueren por falta de agua, por hambrunas, por condiciones sanitarias que reducen la esperanza de vida. Mueren por enfermedades que tienen cura o tratamiento, por las cuales una persona de los llamados «países desarrollados» difícilmente moriría. La cura está, pero el derecho a la propiedad, que debería llamarse más bien, el derecho a la acumulación, está por encima de la vida y de la salud. Las patentes evitan que muchos de estos problemas se puedan combatir como es debido. Las soluciones están, o cuando menos, los recursos y  esfuerzos para encontrarlas sobran. Las relaciones sociales, económicas y políticas las limitan y evitan que se apliquen. Es justo rebelarse contra estas injusticias, como lo han hecho mujeres como [Alexandra Elbakyan] quien inició `Sci-hub', un repositorio de artículos académicos «ilegales» y quien se encuentra actualmente refugiada en Rusia por su «crimen». ¿Cuál es el verdadero crimen?.


El llamado es a una ciencia abierta, pero sobre todo, a una ciencia para el pueblo que no puede más que ser una ciencia con el pueblo. Debemos ocuparnos de los problemas que acucian a la humanidad. Lo que evidencia el caso como el italiano, o el de las universidades colombianas en medio de la crisis es que el potencial está allí. Me imagino esta misma fuerza de creadores, una fuerza creadora al servicio del pueblo, de los problemas que más afectan a la gente, y un estado que lo posibilite, como es debido. Y más allá, una sociedad realmente apropiada de la ciencia y de la tecnología en todos los niveles, es decir, una verdadera socialización de la ciencia.

El virus se convirtió en el catalizador de una crisis económica. Si dejamos de fijarnos por un momento en el tipo de economía al que estamos acostumbrados y fijamos nuestra atención hacia otro lado, empezamos a ver las semillas con un enorme potencial que encarnan un verdadero progreso social.

[Estados Unidos es el país con mayor cantidad de casos en el mundo]
<https://www.bbc.com/mundo/noticias-51705060>

[si hablamos del aborto, por supuesto]
<https://www.semana.com/nacion/articulo/presidente-ivan-duque-sobre-aborto-soy-provida-y-moverse-de-las-tres-causales-seria-muy-duro-para-colombia/652622>

[hicieron lo propio]
<https://www.lafm.com.co/educacion/u-nacional-crea-respiradores-mecanicos-para-pacientes-con-coronavirus>

[proyectos] <https://opensource.com/article/20/3/open-hardware-covid19>

[Richard Stallman] <https://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Stallman>

[`Google' enumera en qué países se pueden usar sus aplicaciones.]
<https://support.google.com/a/answer/2891389?hl=es>

[2550 millones de palabras]
<https://es.quora.com/Cu%C3%A1ntas-palabras-se-pueden-escribir-en-1-GB>

[`Alphabet'] <https://es.wikipedia.org/wiki/Alphabet_Inc.>

[prácticas monopólicas]
<https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/04/150415_union_europea_presenta_demanda_contra_google_practicas_monopolio_lv>

[guerras de patentes]
<https://www.abc.es/tecnologia/noticias/20151002/abci-google-microsoft-guerra-patentes-201510020941.html>

[cuatro libertades] <https://www.gnu.org/home.es.html>

[¿Cuántas veces tiene que pagar la sociedad por el proceso de
investigación?]
<https://www.nytimes.com/2012/01/11/opinion/research-bought-then-paid-for.html?_r=1>

[/creadores/ italianos]
<https://www.xataka.com/medicina-y-salud/makers-e-impresoras-3d-coronavirus-italia-estan-usando-valvulas-impresas-3d-para-respiradores-open-source>

[Alexandra Elbakyan] <https://es.wikipedia.org/wiki/Sci-hub>

Los ajedrecistas de silicio atacan ahora el coronavirus

"Los padres de la informática Alan Turing y Claude Shannon tenían razón hace 70 años: el ajedrez ha sido un magnífico campo de experimentación de la inteligencia artificial. Deep Mind (empresa de Google) utiliza ahora lo aprendido con los deportes mentales más complejos (go y ajedrez) para acelerar la investigación sobre el coronavirus. Gracias a su programa AlphaFold (publicado en código abierto), la vacuna puede estar más cerca."

Enlace: https://elpais.com/tecnologia/2020-03-22/los-ajedrecistas-de-silicio-atacan-ahora-al-coronavirus.html

Marta Peirano y la economía de la atención: "Somos menos felices y menos productivos que nunca porque somos adictos"

Compartimos el siguiente enlace en el que el concepto de "satisfacción represiva acuñado por el filosofo judío alemán Herbert Marcuse, es muy pertinente: su objetivo es crear una sociedad de hombres que abandonan los ideales y aspiraciones que los hacen fuertes para conformarse con la satisfacción de unas necesidades condicionadas o inducidas por los intereses de la élite dominante.

Análisis aún más meritorio en cuanto se anticipa al fenómeno de las redes sociales en las cuales se ejemplifican como nunca las que llamó "necesidades ficticias" producto de una mente fetichizada.

Enlace: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51268343

Imagen: Wikipedia

Los seis grandes avances científicos de la década de 2010

Interesante resumen que incluye la búsqueda de vida en Marte, la existencia de exoplanetas, las nuevas especies de Homo, avances en la genómica y la medicina, así como en inteligencia artificial.

Enlace: https://www.eltiempo.com/vida/ciencia/los-seis-grandes-avances-cientificos-de-la-decada-de-2010-449148

Imagen: Wikimedia Commons

Sobre la producción de tecnología

Las mercancías se nos presentan como productos acabados y hasta misteriosos. Se nos aparecen en los supermercados y en las tiendas como productos empacados de los cuales no conocemos ni sus componentes ni su procedencia. De algunos sabemos su origen por etiquetas que dicen «made in China», y su composición es descrita en cuadros nutricionales no muy comprensibles, para el caso de los alimentos. Pero, ¿entendemos realmente lo que significa la producción de una mercancía?. En ninguna parte, por ejemplo, se menciona el trabajo invertido en la producción de una, ni las condiciones en que ese trabajo se da.

Si buscamos «Zara» en internet, nos encontramos con imágenes de la afamada marca de ropa. Zara es estilo, es glamour, es buen vestir. Zara representa jóvenes, todos hermosos y delgados con una vida muy feliz, al parecer. Si escribimos en nuestro buscador «zara explotación» nos encontramos con una cara diferente de la moneda. Vemos que la historia de una mercancía, por lo menos las de Zara en este caso, habla de explotación de trabajadores.

Pensemos por un momento en las tecnologías que usamos todos los días. Me refiero a celulares, computadoras y demás dispositivos electrónicos. Esas pantallas negras que son hoy en día nuestra puerta de acceso principal a noticias [falsas], [des]información y [des]conocimiento. Un portátil, por ejemplo, está compuesto por una unidad de procesamiento central (CPU), una tarjeta madre, una memoria RAM, un ratón, un teclado, una pantalla, un cargador, una batería, entre otros. Si hablamos un momento de las baterías de portátiles y celulares nos damos cuenta que su componente principal es el litio, una materia prima que surge de la explotación minera y cuyas principales
reservas se encuentran en el «triángulo de litio», el cual se ubica entre Argentina, Bolivia y Chile. Su principal explotador ha sido este último país. Cabe aclarar que de allí se extrae el mineral de litio, pero su procesamiento se realiza en otros países como EE.UU., Australia y Canadá, es decir, la minería del litio no está en función de la industria Chilena sino que está en función del mercado mundial.

Hablar de Chile y minería no puede más que recordar el dramático «accidente» de la mina San José ocurrido en 2010 en el que 33 mineros quedaron atrapados. ¿Podemos llamar accidente a un acontecimiento ocurrido por las pésimas condiciones en que trabajan los mineros de Chile?. A tres años del «accidente», vemos que poco o nada cambiaron las condiciones, a pesar de lo mediático que fue el suceso.

Toda nuestra tecnología es muy dependiente de la minería. Oro, hierro, silicio, fósforo, azufre, aluminio, plomo, etc. Sumemos a esta lista los minerales de tierras raras, cuyos nombres «rara» vez hemos escuchado. Podemos intuir el porqué de la enorme necesidad que tienen los países desarrollados de realizar minería. Los países latinoamericanos y africanos son ideales ya que no solamente cuentan con grandes reservas a ser explotadas, sino que cuentan con gobiernos burocráticos fuertemente entrelazados y alineados con los intereses de los grandes capitalistas; gobernantes dispuestos a cambiar o crear las leyes necesarias para la explotación de recursos
naturales a costa del bienestar de la gente del pueblo, y a costa también del medio ambiente. A los movimientos sociales que se oponen a los dictámenes del gran capital internacional se les aplica la represión del Estado. Colombia es un triste ejemplo de ello en el que después de la firma de unos acuerdos de «paz», van 217 líderes sociales asesinados, cifra que parece seguirá en aumento luego de la elección del nuevo presidente, tan afín a las posiciones más extremas de la derecha.

Dejando a un lado la minería y siguiendo la linea de producción de mercancías tecnológicas, encontramos que las grandes empresas de tecnología, casi todas con base estadounidense, producen en suelo asiático. Foxconn es el mayor fabricante de componentes electrónicos y también el mayor exportador de China. Sin embargo, el nombre no lo conocía por sus logros como compañía, sino por las noticias de suicidios que ocurrieron en sus fábricas durante los años 2010 y 2011. Las condiciones laborales son tan terribles que 18 trabajadores decidieron suicidarse antes que seguir soportando las extenuantes y mal pagas jornadas de trabajo o las condiciones de súper explotación a las que son sometidos. Varios de los trabajadores se lanzaron desde los edificios de la compañía China. Foxconn, como medida de seguridad, decidió instalar redes anti-suicidio y colocar barras en las ventanas, junto a algunas otras medidas para reducir la depresión extrema de sus operarios.

En las lineas de ensamblaje de Foxconn se producen los iPhone, iPads y demás dispositivos de Apple. También producen los Kindle de Amazon así como las consolas Playstation de Sony y Xbox de Microsoft. Todos los dispositivos electrónicos que alguna vez hemos usado muy seguramente pasaron por las manos de algún trabajador súper explotado de Foxconn. Apple y Amazon han presionado, en apariencia, para que las condiciones laborales cambien. Pero no es mucho lo que pueden hacer, las leyes de producción capitalista dictan que hay que producir reduciendo al mínimo los salarios y extendiendo al máximo las jornadas laborales. Si en China se hacen más rígidas las leyes, la producción migra a países con legislaciones más flexibles. No es extraño que Foxconn posea fábricas en México, Brasil y también en la India.

La situación no ha cambiado. Un artículo de junio del presente año describe las condiciones laborales tan precarias en la compañía China. A los bajos salarios y a las jornadas extendidas de trabajo, se le suma la subcontratación a través de agencias de trabajo. A estos trabajadores se les paga ligeramente más, pero no cuentan con prestaciones. No tienen licencias por enfermedad ni pago de feriados. Durante las épocas de poca producción, se ven arrastrados por las alternaciones del anárquico mercado y son despedidos sin derecho a remuneración y pasan a engrosar las filas del ejército industrial de reserva. Como bien dice el artículo, estos trabajadores son tan desechables como los productos que producen.

Por más que al ideario académico y hasta popular le insistan que hemos avanzado a sociedades «del conocimiento» o de capitalismo «cognitivo», lo cierto es que la base económica de la sociedad sigue descansando en el trabajo de millones y millones de trabajadores, explotados y súper explotados alrededor del mundo. Hace mucho que esas relaciones se hicieron internacionales y por ello el bienestar de unos cuantos depende de la miseria de muchos otros en algún otro lugar del mundo. La esencia de explotación del sistema es invisible a los ojos, que se nos presenta ante nosotros solo como bonitos aparatos de bajo costo, pero de mucho valor.