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Una vida, un país, un momento crítico: La película Persépolis

8 de octubre de 2007. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. La siguiente reseña se ha traducido de Bazr, una publicación de estudiantes iraníes (no. 20, www.bazr1384. com). La posdata es de Un Mundo Que Ganar.

A veces se nos olvida que la historia no es ni un libro ni un artículo, sino que es vida. Que nosotros mismos somos parte de la historia, que la vivimos y la hacemos. Y es el arte que nos recuerda la vida más allá del quehacer cotidiano.

Persépolis es una película animada hecha por Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, y está basada en los cuatro tomos de la novela gráfica autobiográfica muy leída del mismo nombre escrita por Satrapi. Nos cuenta la historia del Irán contemporáneo por medio de una chica que tiene grandes ambiciones. Ella quiere ser la última profeta de la galaxia y afeitarse las piernas. Son conceptos contradictorios dentro de una vida que durante la película unen la historia turbulenta de Irán y la vida turbulenta de Marjane. Ella tiene 9 años cuando las olas de la revolución se alzan para inundar el país. Olas que envían a sus padres a manifestaciones, traen la política a sus juegos de infancia, liberan a prisioneros políticos de los calabozos del régimen de sha Pahlavi, y que llevan finalmente a la derrota de la monarquía. En la primera parte de la película, por medio de la vida y lucha de tres generaciones de la familia de Marjane, conocemos una historia de dictadura, petróleo y dependencia, rebelión y revolución, supresión y más rebelión.

La infancia de Marjane está marcada por las figuras de miembros de su familia que lucharon contra el sistema dominante. El padre de su madre, que nació príncipe en una dinastía derrotada, se convierte en comunista. Su tío se une al Partido Democrático de Azerbaiján, un partido que apoyó a la entonces socialista Unión Soviética e intentó crear una región autónoma antes de que el gobierno central lo aplastara. Aparte de presentar una vista general de un período histórico, señala otro hecho: las contradicciones fundamentales de la sociedad empujan constantemente a algunos intelectuales privilegiados a la rebelión contra el sistema. Se dan cuenta de la naturaleza anticuada de las relaciones dominantes, y esta comprensión de la necesidad de cambiar el mundo y construir otro totalmente nuevo les sitúa entre las filas de los oprimidos, e incluso a veces en el liderazgo de sus luchas. Las más de las veces, en Irán hemos visto a estos intelectuales perder la vida en este camino.

Los diálogos e imágenes sencillos cuentan la amarga verdad a la vez que ridiculizan a los tiranos y sus servidores. Esto impide que la película sea demasiado “educativa” y también engancha al espectador en la historia. Claramente, Marjane no es una niña iraní típica. Es de una familia intelectual con una vida cómoda. Pero Persépolis logra mostrar una realidad universal (la historia de un país) por medio de la narrativa de una vida particular y excepcional. La historia que es parte de la herencia de la familia de Marjane y que forma su vida es una parte del patrimonio colectivo que forma la existencia, esperanzas y sueños de todos nosotros.

La parte de la historia que transcurre antes de la vida de Marjane es el telón de fondo para entender su vida. Son acontecimientos históricos que formaron nuestro futuro y desempeñaron un papel importante en darle forma al mundo en que vivimos hoy: la revolución iraní de 1979 y lo que vino después. El derrocamiento de la monarquía lleva a la toma del poder por la República Islámica. Las voces en off de los personajes principales de la película acompañan los dibujos de Satrapi: imágenes de olas de supresión, mujeres obligadas a cubrirse el pelo, detenciones, huidas del país y ejecuciones. La República Islámica ataca la marea revolucionaria que derrotó al sha. Vuelve a arrestar a Anoush, el tío de Marjane, liberado de la cárcel del sha por la revolución. Marjane le visita en la cárcel la víspera de su ejecución. Él le cuenta que cree en la victoria final del proletariado.

Antes, vimos la alegría embriagadora y esperanzadora del pueblo iraní en los primeros días de la revolución, cuando las manifestaciones contra la monarquía justo habían empezado. La vimos reflejada en la risa de Marjane de pequeña, cuando jugaba con su padre. Ahora todo eso acaba abruptamente. La ejecución de Anoush se convierte en símbolo de la derrota de la revolución. En una escena desgarradora, ella protesta furiosamente contra el dios de su imaginación.

El dios de Marjane

Aquí se nos presenta otro conflicto mental de Marjane. Cuando se enfrenta a un problema sin resolución fácil, o que no puede comprender correctamente, Marjane recurre a su dios: un viejo hombre con barba blanca sentado en las nubes. No representa necesariamente a ninguna religión en particular. Ya que el dios de Marjane, al igual que los dioses de otras personas, sólo existe en su mente, nunca le ayuda de verdad. Simplemente representa la lucha entre lo conocido y lo desconocido en su mente.

Muy temprano, justo después de la revolución, en una calle del barrio, Marjane y otros niños persiguen a un niño cuyo padre es un miembro del Savak, la policía secreta torturadora del sha. Pero cuando ella se enfrenta al niño, descubre que no le puede pegar. Después, el dios de Marjane le dice que no se preocupe, y que deje que él se ocupe de la justicia. Dicho de otra manera, la esperanza de que la revolución arregle las cosas está en el aire. Más tarde, después de la ejecución de Anoush, su dios vuelve a aparecer pero esta vez dice que él está débil y que no puede hacer nada. La revolución está vencida. Marjane le rechaza, pero el rechazo no es permanente, ya que ser consciente no es permanente y ninguna decisión es inmune a las dudas. Las realidades fuera de nosotros tienen una interacción constante con nuestras creencias y nuestros conocimientos, y crean altibajos en el proceso del desarrollo de nuestra vida y pensamiento.

Este dios aparece de nuevo mucho más tarde en la película cuando Marjane está cansada de la vida y quiere morir, después de haber intentado hacerse una nueva vida en el extranjero. Pero entonces ella está más experimentada y consciente de su propio papel en los cambios. Así, en esa escena Marx acompaña al dios. El dios de Marjane, con su apariencia y voz de caricatura, es uno de los muchos toques humorísticos de la película, pero a la vez representa la lucha de la mente humana en el proceso de comprender la realidad.

Niñas pequeñas que llevan velas negras traen a la pantalla la realidad del establecimiento de la República Islámica después del golpe de estado de 1981. Pero esto, por muy amargo que sea, es solo una parte de la realidad. También vemos la diferencia en las personalidades de estas niñas; se les representa con líneas sencillas pero vivas que contrastan fuertemente con la tela negra que rodea sus caras dinámicas. Desde las profundidades de la sociedad se levanta una fuerza nueva. La rebelión de las mujeres y niñas contra la República Islámica y su anticuada ideología pútrida es parte del tejido de la historia, y la narradora misma es un símbolo de esta viva fuerza.

Rebelde en Viena

Los conflictos que tiene Marjane con diferentes representantes del régimen, en el contexto de una represión continua, llevan a sus padres a mandarle al extranjero. Aquí entramos en otro episodio de la película: la introducción de Marjane al occidente. Le envían a Austria, donde acaba viviendo en una residencia manejada por monjas. Las monjas se parecen en apariencia y comportamiento como los matones islamistas de Hezbolá en Irán. Sus caras son feas por el mismo tipo de ceño de Jomeini que habitualmente llevan los miembros del Pasdarán (la Guardia Revolucionaria del régimen) y el Basij (la policía de la moral islámica). En Viena, Marjane experimenta la soledad, nostalgia, racismo, y a la vez la adolescencia, la alegría del primer amor y la decepción. Una niña rebelde de Irán, Marjane se encuentra más cómoda con los marginados de la escuela, con compañeros de clase que se proclaman anarquistas, nihilistas y otros rebeldes. Ya que ellos se sienten en conflicto con las autoridades de otra manera, están fascinados por sus historias de guerra y revolución. Algunas líneas divisorias básicas de la sociedad se presentan como reacciones diferentes a esta niña extranjera morena: el racismo, la misoginia y la iglesia por una parte, y la rebelión contra el orden establecido por otra.

Cabe mencionar que la película misma es un producto de rebeldes del “norte” y del “sur” de la tierra. Entre los que animaron a Satrapi a publicar sus novelas gráficas (que son muy populares entre los aficionados de los comics) y los colaboradores en la creación de la película (que a pesar de la fidelidad a las novelas, tiene vida propia) hay artistas europeos cuyo trabajo se guía por criterios distintos al dinero o la fama. Vincent Paronnaud, que trabajó estrechamente con Satrapi en la producción de la película, es un novelista gráfico muy conocido bajo el nombre artístico de Winshluz. Él se considera un artista del “underground”, y lo ve importante mantener una independencia que significa trabajar con recursos limitados pero mantener la libertad de pensamiento y acción. En una entrevista en la página web de Persépolis, Satrapi dice: “En muchas cosas somos muy distintos o, incluso, opuestos, pero nos complementamos en la producción de esta película, y demostramos que toda la basura que nos dicen sobre el choque de culturas entre el oriente y el occidente no tiene fundamento”. Visto el efecto que Persépolis ha tenido en el occidente, se puede decir con seguridad que la colaboración entre estos dos talentos rebeldes del oriente y del occidente ha dejado una grieta en las paredes que la clase dominante levanta entre las personas.

Marjane experimenta el amor por primera vez en Austria, y acaba traicionada. Entre el corazón roto, la soledad y la nostalgia encuentra la vida tan dura que decide volver a Irán… el Irán de 1988, después de la masacre de prisioneros políticos por el régimen, después de la guerra con Irak. Casi un millón de personas han resultado muertas o lisiadas. Un sinfín de calles se han bautizado con los nombres de los muertos, y un paseo por la ciudad es un “paseo por un cementerio.” Su fracaso en Austria, combinado con el ambiente gris y el peso de la muerte en Teherán, le sacan la fuerza a Marjane. Ella empieza pensar en la muerte. Es aquí que su dios (y Marx) le aparecen y le dicen que tenga valor. Marx insiste con alegría que la lucha continúa. Marjane decide no abandonar la esperanza. Se levanta y pone en práctica su decisión. Toma sus exámenes, va a la universidad y empieza otro episodio de su vida.

Aunque este dios representa la lucha de Marjane para interpretar la realidad, la Abuela tiene el papel de la experiencia y la conciencia. Es una presencia importante y llena de color en toda la película, llena de experiencia, pero alegre y de buen humor en sus agudas ridiculizaciones de todo lo que percibe como mal. Suelta palabrotas libremente y cada mañana recoge jazmín que se pone en el sostén “para tener buen olor”. Ella enseña a Marjane a preservar su integridad. Siempre que Marjane da la espalda a sus valores, por debilidad o miedo (frente al racismo en Austria o a los Pasdarán en Irán), la Abuela insiste en la importancia de perseverar en los principios propios, ya que ella ha visto y sabe que los seres humanos, incluso en las situaciones más difíciles, tienen la posibilidad de elegir.

Plantea preguntas importantes

Esta película plantea preguntas importantes acerca de la revolución, preguntas que no necesariamente contesta, pero que, una vez planteadas, estimulan el pensar y exigen análisis. En una escena, un miembro de la familia de Marjane cae enfermo y necesita una operación de bypass del corazón, una intervención que no es posible en Irán. Para mantenerse vivo necesita permiso para salir del país. Su esposa va al director administrativo del hospital para pedir el permiso. El nuevo jefe del hospital solía ser el que hacía la limpieza en el edificio donde vivía antes de la revolución. Se ha convertido en un musulmán estricto, se ha dejado barba y no mira a las mujeres en los ojos… y, claro está, no otorga el permiso para salir. El destino del paciente, suspira, “está en la voluntad de dios”. La escena nos hace sentir profundamente la impotencia del pueblo frente a los nuevos reaccionarios en el poder, y el efecto del dominio de la ignorancia y la superstición contra la ciencia, la lógica y los intereses del pueblo.

Este personaje señala uno de los problemas políticos e ideológicos que toda revolución enfrenta. Una revolución revuelve las viejas relaciones y abre el camino para crear nuevas relaciones. Pero cuando el liderazgo está en manos de fuerzas cuyo interés está en preservar el viejo orden en una forma nueva, tal y como pasó en Irán en 1979, las tendencias más retrógradas en el seno del pueblo pueden reforzarse y convertirse en instrumentos en las manos de la nueva clase dominante. Una de esas tendencias es aprovechar las oportunidades que presenta la situación para avanzar e intentar conseguir puestos que antes no estaban al alcance. En esos momentos esta tendencia entre los sectores bajos de la sociedad está vinculada con un sentimiento de venganza contra los que tenían puestos privilegiados en el pasado. Tal violencia suele dirigirse no contra la clase dominante, sino contra las capas medias educadas. Está claro que sin un cambio fundamental en las relaciones existentes, sólo unos pocos (que suelen tener un buen olfato oportunista) logran avanzar, y la gran mayoría sigue despojado y oprimido. La República Islámica, que ha empleado todos los recursos ideológicos reaccionarios, sobre todo la religión, para embobar al pueblo y establecer y mantener su gobierno, se ha aprovechado de esta tendencia retrógrada para mantener una fachada populista y mantener su base entre una parte de las masas. El resultado ha sido una vil supresión de los intelectuales y las masas.

Persépolis, a su manera, desenmascara en toda su extensión los crímenes de la República Islámica. Pero a pesar de lo que alguna gente elige suponer, no pierde de vista el papel del occidente de colocar a los tiranos títeres en el poder y oprimir al pueblo. El espectador toma conciencia del papel de Gran Bretaña en el golpe de estado que puso en el poder al padre del sha, del saqueo del petróleo del país, el entrenamiento de los torturadores de Savak por la CIA, y la venta de armas por los países occidentales a ambos bandos en la guerra entre Irán e Irak. Estos ejemplos nos recuerdan que Irán no existe en un vacío, sino que es parte de un sistema que ha extendido sus tentáculos por todo el mundo y que la lucha ahí es parte de la lucha contra ese sistema global.

Trazos dibujados a mano

Esta película es una valiosa obra de arte. Su forma minimalista parece ser la mejor manera para contar una historia tan llena de acontecimientos y temas importantes. En una hora y media la brevedad de los diálogos, la simplicidad de las caricaturas y la economía de color relatan una compacta historia llena de humor y sutileza. Lo que en otro contexto se considerarían debilidades artísticas (como la simplicidad de las caricaturas, la falta de color o la abierta franqueza del texto) son puntos fuertes en Persépolis. Satrapi explicó por qué la película se hizo con cuadros tradicionales dibujados a mano (dibujos individuales de imágenes animadas) en lugar de generarlos por computadora: “Los trazos de las gráficas generadas por computadora no tienen defectos. Eso les quita personalidad a los personajes; los seres humanos no son perfectos, y los trazos dibujados a mano reflejan mejor sus almas”. Pero cualquiera que sabe algo de los métodos tradicionales de la animación entiende cuán gigantesco era el esfuerzo para crear una película de hora y media con doce cuadros por segundo. Esta película es el producto de tres años de trabajo de muchos artistas, tales como Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, Danielle Darieux y Simón Abkarian, cuyas voces aportan más vida a los personajes, a todos los que estaban entre bambalinas dibujando, añadiendo la música, editando, etc.

Satrapi y Paronnaud han tomado la vida llena de contradicciones de una chica de un país sacudido por revolución y atrapada en guerra, un mundo lleno de amor y paredes, y la han convertido en una hermosa obra de arte. Así, han acercado a la gente de los dos lados de la división (entre países oprimidos y opresores). En una entrevista, Satrapi dice: “Si no miramos a las personas como seres humanos, las podemos bombardear y no pasa nada. Todos los días mueren centenares de personas en Irak y ni siquiera hemos guardado un minuto de silencio”. Desde hace años las clases dominantes imperialistas (con la ayuda voluntaria o involuntaria de la República Islámica de Irán, claro está) han representado al pueblo de Irán y el Medio Oriente como fanáticos islamistas, una imagen irreal que prepara a la mente del occidente para el asesinato en gran escala. Hoy, esta animación en blanco y negro representa al pueblo de Irán de manera más realista que muchos artículos y discursos. Los cinéfilos ven que a pesar del régimen de muerte en el país, la gente celebra la vida en sus muchas formas, incluso si eso significa que tendrán que sufrir las consecuencias de pintarse los labios o dar la vida por andar de fiesta. Nada acerca a la gente más que un auténtico conocimiento de la situación, los problemas y los sueños de los demás. Satrapi, en su entrevista, añade: “Si la gente viene a ver la película y dice que estas personas son seres humanos como nosotros, la película será lograda”. El entusiasmo extraordinario para la película de parte de la gente en Francia es una indicación de su éxito. (La película estará a venta pronto en inglés; ya existe una versión con subtítulos en español).

Posdata

El poder del arte de Satrapi le ha ganado el apoyo de gente influyente, incluyendo dos de las actrices francesas más conocidas internacionalmente. Esto, a su vez, le ha ayudado a la película a entrar a los canales principales de distribución. La han visto más de un millón de cinéfilos desde su estreno en Francia a fines de junio, con un impacto igual de amplio entre los públicos francófonos de Bélgica y Suiza. Versiones con subtítulos en español y portugués están atrayendo a los cinéfilos en Europa y algunos países latinoamericanos. Se podrá ver en cines alemanes a partir de noviembre.

En América del Norte, se ha programado el estreno de la versión en inglés para el 25 de diciembre. Varias mujeres de Hollywood libraron una cruzada personal para verla realizada; entre ellas una productora de las películas de Steven Spielberg y la hija de un alto ejecutivo de Sony Pictures, que recién compró los derechos de distribución. Se considera que una versión en inglés es la clave para una amplia distribución nacional, más allá que los cines de arte donde suelen estar confinadas las películas subtituladas en Estados Unidos. A Catherine Deneuve y Chiara Mastroianni, quienes también prestaron sus voces para la versión en francés, se les unirán Sean Penn, Gena Rowlands e Iggy Pop. Una comisión de la industria cinematográfica francesa escogió esta película animada en blanco y negro como su candidata para concursar por un Óscar en la categoría de “mejor película extranjera”.  

Para ver el trailer en español, el url es www.vertigofilms.es/persepolis. En inglés, www.sonyclassics.com/persepolis; también en francés e inglés en youtube.com. La página web de Satrapi en francés está en http://www.myspace.com/persepolislefilm

Pan y Rosas ("Bread and Roses") - Ken Loach

PAN Y ROSAS, es una película sobre los de abajo, los que engrasan las ruedas de la sociedad con su trabajo, pero que viven en las sombras. Cuenta la historia de inmigrantes mexicanos y centroamericanos que limpian los grandes edificios y oficinas del centro de Los Ángeles, de conserjes que trabajan de día y de noche en condiciones muy difíciles y que son humillados e ignorados por la opulenta sociedad capitalista norteamericana.

La película parte de la lucha de los conserjes por mejores salarios y prestaciones, pero no se queda ahí: es una representación compleja de la vida de los inmigrantes, con sus alegrías y sus pesares, sus sufrimientos, sus amores y odios, su enorme energía, entusiasmo

La piedra de la paciencia —El despertar de una mujer afgana

16 de septiembre de 2013. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Por Fatemah Hosseini. La película La piedra de la paciencia abre una ventana a algunos aspectos olvidados de la opresión de la mujer en Afganistán, revelando las formas externas e internas del cruel sufrimiento de las mujeres. Pone al descubierto los profundos y traumáticos aspectos de la brutalidad de las relaciones atrasadas y de las cadenas que aplastan el espíritu de las mujeres.


Atiq Rahimi, director de la película y autor de la exitosa novela en la que está basada, abandonó Afganistán en la década de 1980 durante la invasión soviética y ha estado viviendo en París desde entonces. La película se estrenó en Paris el pasado mes de febrero y se ha estado presentando en diferentes ciudades europeas y hace poco se estrenó en Estados Unidos.

La piedra de la paciencia es la historia de una mujer anónima (interpretada magistralmente por Golshifteh Farahani) de casi treinta años. Su esposo (Hamidreza Javdan), que casi la dobla en edad, está en coma, y es un ex muyahidín sin nombre, con una bala en el cuello. Él no fue herido en la guerra sino en una pelea por honor: alguien le dijo, “escupo en el coño de tu madre”. Toda su familia y sus compañeros combatientes lo abandonaron. La pareja vive en un lugar no especificado en Afganistán durante una guerra no especificada, cuya presencia es constante y amenazadora en sus vidas. Al saber que la guerra está por llegar a la aldea, sus parientes políticos se marchan a un lugar más seguro, dejándola a ella sin ingresos, con dos hijos y con un esposo en coma que hay que cuidar.

Esta película es un largo monólogo en el que esta mujer anónima desahoga todo su sufrimiento ante una “piedra de la paciencia”, en este caso, su esposo. En la mitología persa, una “piedra de la paciencia” es una piedra mágica que absorbe todas las confesiones y secretos que no te atreverías a contarle a nadie. Cuando la piedra se desmorona, nos dicen en la película, “te liberas de todas tus penas, de todo tu sufrimiento”.

Al principio la mujer hace su mejor esfuerzo por atender a su esposo paralítico y mudo. Compra el suero que inserta en el catéter, lo baña, le paga a un mulá para que ore por él, le humecta los ojos —todo para cumplir sus deberes con un hombre que nunca amó. Cuando se le acaba el dinero, la farmacia no le da más suero, el repartidor de agua deja de traerle agua potable y a la vez la guerra se acerca cada vez más con el rugir de los cañones y los tanques haciéndose peligrosamente más fuertes. Ella se debate dolorosamente entre ayudarlo o abandonarlo. Su paciencia se le acaba, su inconformidad comienza a aflorar y empieza a hablar con su esposo.

No tiene amigos ni familiares que le ayuden excepto una tía a la que finalmente logra encontrar después de unos cuantos intentos fallidos. La tía (Hassina Burgan) la aconseja, acepta cuidar sus hijos y a veces le da algo de dinero.

A medida que el monólogo continúa, la mujer revela su traumática historia de vida al esposo, quien es su “piedra de la paciencia”. Vemos que el sufrimiento inmediato de esta joven mujer es sólo la capa superficial de un sufrimiento profundamente arraigado.

Sabemos de su matrimonio arreglado de hace ya diez años. Su marido estaba demasiado ocupado combatiendo como para llegar a la ceremonia de la boda, por lo que ella se casó con su retrato. Durante todos esos años él aparecía sólo ocasionalmente. Casi nunca vivió con él y nunca se sintió amada, ni libre de expresar sus sentimientos. En sus relaciones sexuales sus deseos nunca contaron. Ahora podía besarlo y tocarlo tanto como quisiera. Ahora habla sin miedo. Sus palabras simples pero agudas brotan a veces en susurros, otras veces en llanto, pero todas de una montaña de secretos indecibles anteriormente encerrados en su corazón.

A veces siente que alguien, Alá, está presente para castigarla por el “pecado” que está cometiendo al hablar libremente, y corre hacia el Corán para pedir perdón. Pero no puede detener el caudal de sentimientos contenidos. De hecho, disfruta la libertad de desahogarse de los secretos acumulados por años.

La única persona a la cual puede recurrir es su tía, quien también fue víctima de una tenaz y brutal relación patriarcal. La tía le cuenta su propia historia. Después del matrimonio fue rechazada por su marido porque era estéril y fue enviada con su familia política, en realidad para ser su sirvienta. Cuando su suegro se dio cuenta de que ella era estéril, la violaba todas las noches. Finalmente una noche decidió matarlo y huir.

Sin tener a donde ir se convirtió en prostituta. Los consejos de la tía le dan ánimo a la sobrina para volver a casa y continuar con sus confesiones.

Ella le cuenta a su esposo cómo los hermanos de éste le lanzaban miradas lascivas. La observaban desnuda a través de agujeros en la pared cada vez que ella tomaba un baño.

La guerra está cada vez más cerca y finalmente entra hasta la casa. Un grupo de muyahidines irrumpen, saquean la casa, y matan a un vecino. Ella sobrevive escondiéndose en un cobertizo. Pero más tarde un comandante armado entra mirando cómo usar la casa como puesto de combate. Cuando es informado de un alto al fuego, se vuelve hacia la mujer. Tratando de evitar ser violada, le dice que es prostituta. “Ellos nunca violarían a una puta, ¿sabes por qué?, porque esa clase de hombres no ponen su sucia cosa en un hueco que ha sido usado miles de veces. Pero violar a una virgen los hace sentir orgullosos, eso muestra su virilidad”, le explicó después su tía. El comandante hace un gesto como si la fuera a matar, pero luego se va.

Un joven combatiente que estaba con el comandante y alcanzó a oír secretamente la conversación, regresa con dinero para comprar su cuerpo. Ella trata de resistir, pero él la domina. Aunque se ha producido una violación, esta resulta ser el inicio de una relación entre ellos, ya que el joven vuelve continuamente.

Cuando ella se da cuenta de que ha sido maltratado por el comandante, se siente más cerca de él. Furiosa, va hacia su marido y lo llama “maldito bastardo” por haber sido también un comandante yihadí. “El comandante que se abalanzó sobre mí y quería matarme, diariamente pone un AK-47 en las manos del joven combatiente, y por la noche le pone cascabeles en los pies. El cuerpo del muchacho está cubierto de quemaduras...”.

La confesión más espantosa y difícil es sobre sus hijos. Saca a la luz toda la oprobiosa inmundicia de las relaciones patriarcales. Ella dice que no solo no quería a su primera hija, sino que quería “ahogarla” entre sus piernas.

Continúa con su confesión a la “piedra de la paciencia”: “¿Quieres saber por qué yo no quería a esa niña?... No era tuya... yo no era estéril, ¡tú lo eras!... nadie lo sabía. Tu madre no quería saberlo, ¿recuerdas?

Ella quería que tuvieras otra esposa. ¿Qué me hubiera sucedido?”. En ese momento su tía encontró la solución.

Todas las confesiones y secretos al lidiar con un sistema patriarcal, por esta anónima mujer afgana, son en cierto modo universales. Podrían ser los de cualquier mujer.

La situación de las mujeres en Afganistán no es para nada nueva. Inclusive los invasores imperialistas, que crearon gran parte del sufrimiento de las mujeres de este país, han admitido esto y utilizan esta cuestión como excusa para justificar su invasión y su ocupación, cuando en realidad están persiguiendo sus propios intereses imperialistas a nivel global.

Pero la película va mucho más allá de las denuncias comunes sobre las golpizas y la violencia doméstica contra las mujeres y trata de mostrar algunos de los aspectos invisibles del sufrimiento que padecen las mujeres, explora profundamente las relaciones entre los sexos y la influencia dominante del patriarcado sobre cada aspecto de esas relaciones. Muestra la soledad de las mujeres en un ambiente hostil, alimentado por antagonismos de clase y muestra cómo para sobrevivir a veces ellas son forzadas a tomar decisiones peligrosas y dolorosas. La película nos da una oportunidad de ver y entender más de esos secretos interiores.

El monólogo muestra hábilmente la forma en que las tradiciones envenenan las relaciones entre los sexos. Habiendo crecido bajo la República Islámica de Irán, y enfrentando hoy dificultades con el régimen por sus trabajos actorales, la propia experiencia de vida de Farahani la preparó bien para sacar a la luz de forma magnífica la profundidad del personaje que representa.

Sin embargo la película tiene defectos importantes tanto en lo artístico como en lo político. No conjuga las adversidades y el sufrimiento con la felicidad y la alegría, la tristeza con la esperanza de la gente. Intenta retratar las contradicciones de la vida a través de las confesiones y la vida cotidiana de ella, pero no le presta suficiente atención a la esperanza de la gente. No hay duda de que en un país que ha estado lidiando con guerras sucesivas y destructivas y con intervenciones extranjeras, y que ha sufrido tanto dolor, no hay mucho espacio para la felicidad, pero esto no es todo lo que hay en la vida. No hay tristeza sin alegría, las masas son más dinámicas y pueden encontrar esperanza hasta en los peores tipos de miseria. Los oprimidos muchas veces encuentran lo bello de la vida a pesar de sus condiciones. Ellos buscan la más pequeña señal de esperanza y felicidad en la oscuridad más profunda. La ausencia de este aspecto en la vida de la gente disminuye el dinamismo y la vivacidad de la película y la reduce a una historia de dolor y sufrimiento.

Es cierto que el peso de la guerra empequeñece cada vez más la vida cotidiana de la gente, pero todo lo que oímos o vemos solamente son sirenas, cañones y los disparos de tanque de los comandantes y combatientes yihadistas afganos y sus salvajadas. No hay ninguna pista de dónde viene la guerra o cómo y por qué se le ha impuesto al pueblo. Hay una tendencia a oponerse a la guerra en general como si se tratara de una cuestión abstracta, sin tener en cuenta que esta guerra particular es el resultado de una invasión y ocupación. En algunos momentos hay un intento de mostrar el antagonismo entre la guerra y el amor. La tía dice: “Aquellos que no pueden hacer el amor, hacen la guerra”. Esa es una explicación errónea de esta guerra y de las guerras en general. Además, es importante diferenciar entre las guerras reaccionarias y las guerras mediante las cuales el pueblo resiste y busca su liberación.

Como la causa de esta guerra sin nombre no queda clara, uno podría concluir que la razón de la guerra y la miseria que ésta desencadena son totalmente internas, derivadas de la cultura y de la tradición —de “nuestro propio comportamiento” y “de nuestro propio atraso”. Esta idea es reforzada por el hecho de que todos los combatientes son afganos. Sin embargo, los señores de la guerra yihadíes y los talibanes fueron fomentados, entrenados y financiados por los reaccionarios extranjeros. Sin el papel de Estados Unidos y su aliado Pakistán, las cosas podrían haberse desarrollado de manera diferente. Es sumamente engañoso hablar de Afganistán y de las guerras y todo el sufrimiento que éstas han causado, sin mencionar las brutales invasiones y ocupaciones que han convertido en un infierno la vida de la gente en esta región, especialmente en las últimas tres décadas.

La realidad de las relaciones entre los sexos en Afganistán y en países similares aprisionados por relaciones atrasadas es intolerable, pero estas relaciones no sólo son deformadas por la tradición y la cultura, sino también por el papel que ha jugado a lo largo de la historia la intervención política y militar de las grandes potencias.

A pesar de esos defectos, la película de Rahimi describe poderosamente la fealdad de las relaciones entre los sexos y logra muy bien ir más allá de las denuncias comunes. La película logra hacer que se quieran romper todas las cadenas que oprimen a la mujer.

Casas de Fuego (1995)

El mal de Chagas es una enfermedad transmitida por un parásito a través de la picadura de un insecto o por sangre infectada. Existen en el mundo alrededor de 20.000.000 de personas con esta infección y se considera que hay 100.000.000 de personas en situación de riesgo por vivir en regiones donde el parásito es endémico. A pesar de estas cifras pertenece al grupo de las llamadas “enfermedades olvidadas” por el poco interés de la industria farmacéutica en su investigación y en el desarrollo de nuevos productos para su tratamiento.

La causa de este olvido puede intuirse observando el mapa de la localización de esta enfermedad que se corresponde exactamente con el mapa de la pobreza en América Latina. Esta coexistencia es debida al hábito del insecto transmisor de vivir en los techos de paja y en las grietas de las paredes de las viviendas precarias. Eso significa que una forma de erradicarlo podría ser a través de la destrucción de su hábitat, quemando esas construcciones y reemplazándolas por viviendas dignas y habitables, de allí deriva la idea del título del filme: Casas de Fuego.

Esta película muestra cómo después de conocer las investigaciones de Carlos Chagas en Brasil, el médico argentino Salvador Mazza inicia sus investigaciones intentando completar el cuadro de esta enfermedad, y además plasma la denodada lucha de un sanitarista interesado en salvar la vida de gente anónima y sin cultura, para poder conseguir los subsidios y apoyos necesarios de una sociedad política hipócrita y una comunidad científica poco interesada.

Premios.

    • 1995, Festival Internacional de Shangái, premio especial del jurado.

    • 1995, Festival Internacional del Nuevo Cine Hispanoamericano de La Habana, premio especial del jurado.

    • 1996, Cóndor de Plata de la Asociación Argentina de Críticos de Cine, mejor película, mejor director, mejor actor (Miguel Ángel Solá), mejor guión y revelación masculina (José Luis Alfonzo). Mejor fotografía Esteban Courtalón.

    • 1996, Festival de Gramado (Brasil), Kikito de Oro.

Director: Juan Bautista Stagnaro

Género: Histórica

Duración: 110 minutos

Casas de fuego es una película argentina de 1995, dirigida por Juan Bautista Stagnaro y protagonizada por Miguel Ángel Solá, Pastora Vega y Carola Reyna. Se estrenó el 31 de agosto de 1995 y fue ganadora de siete premios, entre ellos el Cóndor de Plata y el Kikito de Oro del Festival de Gramado como mejor película.

Película completa:

 

Los lunes al sol (2002)

CRÍTICA por Rubén Corral

Discursos incompatibles

Gusten cada vez más, o gusten cada vez menos –porque ésa suele ser la tendencia–, los cineastas dedicados a retratar una determinada sección de las relaciones sociales y laborales, de las angustias de la convivencia, mantienen habitualmente una coherencia interna en su obra que ocasionalmente se torna envilecimiento de contenidos por las formas (la prepotencia y alienación de Ken Loach) y que en otras logra sublimar la fórmula a tal punto que, pese a parecer que nos encontramos siempre ante la misma película, resultan siempre películas compactas, complejas, estimulantes, que llenan (lo digo por Mike Leigh).

Sin embargo, en ninguna de estas posibilidades se encuadra el cine de Fernando León de Aranoa, experimentado guionista y (para variar) encumbrado prematuramente como director tras el éxito de público conseguido con “Barrio” que, todavía a estas alturas, es su trabajo más redondo. Las películas de León de Aranoa, limitadas como se encuentran las aptitudes como director del autor de “Caminantes” o “Familia”, parecen navegar en un estado intermedio entre la placidez con que se contemplan y la rutina con que logra la adhesión del público gracias a las bondades del tono –la idea, exitosa, es compaginar mensaje político (perdón por utilizar una palabra tan descargada de significado en los últimos tiempos) con los códigos narrativos del género cómico– y, en este caso, con la extraordinaria labor de los actores (Javier Bardem y Luis Tosar, por fin actores españoles en un estado de forma fenomenal).

No obstante, las altas aspiraciones sociales del cine de Fernando León de Aranoa se encuentran –me temo– a la altura de las aspiraciones culturales, sociales e intelectuales (y todas mezcladas) de su propio público. De esta manera, no se puede evitar que la hipotética carga de demagogia que achacarán al film los sectores más conservadores se encuentre más en los ojos del que mira que en la propia película. Podemos remitirnos a los hechos. “Los lunes al sol” se presentó en la sección oficial a concurso del Festival de cine de San Sebastián y, en la concurridísima rueda de prensa posterior al pase oficial de la misma, no pocos acreditados hacían públicas sus dudas –ostensiblemente contrariados– acerca del hecho de que los personajes (ni las excelentes actuaciones les convencían) retratados en el film pudieran tener equivalentes en la vida real, en la sociedad española de la economía emergente. El productor Elías Querejeta no daba crédito a lo que le preguntaban.

Evidentemente, no había en esa edición del festival ningún despedido de una empresa naval ejerciendo las labores de crítico especializado que pudiera dar fe de lo que Querejeta, y la película “Los lunes al sol”, quieren testimoniar. Es decir, que la España de la economía emergente –afirmación rutinaria que se mantiene a pesar de que los correspondientes ministros de economía corrijan su pronóstico de IPC anual cada mes– quizá se logre gracias a apretar siempre un poco más el cinturón del que no tiene cinturón, quizá se logre aprovechando la necesidad de unos inmigrantes que –como dice un personaje de la película– vienen a trabajar a España y consiguen trabajo –y que no están dispuestos a embarcarse en cruzadas sindicalistas o reivindicativas–, quizá se logre facilitando los despidos, quizá se logre desinformando a la masa social –la misma que ve la tele, vota al Partido Popular y al que se le recortan derechos “de tercera generación”–, quizá se logre favoreciendo que las empresas puedan hacer uso de mano de obra no barata sino gratuita. Querejeta no podía mostrar nada de esto a esos periodistas incrédulos, que viven una existencia asegurada (incluso van al festival de cine de San Sebastián a ver películas cobrando), que dilapidan su existencia creyendo a pies juntillas su crédito dudando de la realidad y persiguiendo los paraísos artificiales –drogas, cine-clubes, fetichismo, diseño, viajes instantáneos, gastronomía, moda, clases de alemán o plataformas digitales de televisión– que alguien sujeta desde el palo, mordisqueando el fragmento de zanahoria que interesa que mordamos. Georges Pérec ya escribió “Las cosas” hace algunos años y, sin embargo, algunos todavía no la hemos leído, o no la hemos comprendido. O, lo que es peor, nos parece arte, el mismo arte de “Los lunes al sol”.

  Y la rabia de este discurso, el enfado que provoca sentir las risas de los espectadores de “Todo o nada” (All or nothing, Mike Leigh, 2002) sólo corrobora el éxito de una mayoría que nos lleva en una espiral –sí, de silencio– hacia el “progreso”, hacia la anulación de los individuos y hacia la esclerotización de pensamientos, esquemas sociales o el concepto de progreso (que ahora es, exclusivamente, económico, y no es el de usted ni el mío). Y la rabia de “Los lunes al sol”, la validez del discurso se acaba en cuanto se abandona la sala. Magro resultado: que sólo la decepción de los resentidos que no logramos reírnos ante determinadas situaciones de “Los lunes al sol” o de “Full Monty”, sea la que continúe. Porque estaba allí antes de entrar en la sala.


Director: Fernando León de Aranoa

Género: Crítica, Comedia


 

 

Imagen tomada de la wikipedia en inglés.