Es una política del gobierno que tiene como fin poner a toda marcha la explotación de los recursos minerales que se encuentran en el suelo y que son necesarios para la generación de energía y para la fabricación de equipos, instrumentos, máquinas y productos en general que una vez elaborados en los países que tienen el poder y la tecnología para hacerlos, los venden a los países dependientes y oprimidos como el nuestro. De este modo los países oprimidos o "tercermundistas" como se les llama, se caracterizan por proveer de materia prima a los países imperialistas o industrializados, y por consumir los productos que con ellos éstos producen. De esta manera unos países -los opresores- se enriquecen a costillas de la miseria de otros -los oprimidos-.
Para que dicha locomotora funcione, el gobierno abre las puertas de nuestro territorio a monopolios imperialistas llamados trasnacionales, enormes empresas que se disputan los recursos naturales que les permitirán acumular más riqueza y poder del que ya poseen, y en este proceso el gobierno adjudica títulos mineros y permisos de explotación por largos años, los necesarios para que saquen todo el mineral que existe, en enormes zonas de nuestra geografía. Desde la Guajira hasta el Amazonas y desde el Chocó hasta el Guainía, trasnacionales como AngloGold Ashanti, Greystar, BHP Billiton, Drummond, Glencore, etc., se reparten nuestros recursos prometiendo empleo, bienestar social, progreso... todo ello bajo el lema de la "responsabilidad social".
Lo que estas grandes compañías bajo el amparo del gobierno no dicen, es que el progreso del que hablan y el beneficio que pregonan no es para el pueblo sino para ellas mismas y para todos los funcionarios del gobierno que se lucran gracias al saqueo de nuestros recursos naturales. Es decir, la ganancia se va o se queda en bolsillos particulares pero al pueblo le dejan la miseria. No hay ningún proyecto energético o minero que haya traído bienestar o progreso a los pobladores de las zonas en que tales empresas se asentaron pero sí enormes ganancias para éstas. Hoy como en el pasado, se pretende seguir cambiando oro por espejitos. El impacto ambiental tampoco les importa. Si para extraer los recursos tienen que desviar ríos, arrasar con la capa vegetal, deforestar, desplazar poblaciones enteras, contaminar ríos, acabar con páramos y reservas, no importa, para eso está el gobierno, su incondicional aliado, que legisla a la medida de sus necesidades.
Así, para garantizar que estas compañías puedan adueñarse de nuestro territorio, arrasar con las comunidades y el medio ambiente, y hacer lo que necesitan para que su negocio sea el más rentable, el gobierno reforma a su gusto el "Código minero" que no es otra cosa que un conjunto de leyes hechas a la medida de lo que las trasnacionales requieren y exigen. De este modo la minería tradicional que ha existido durante muchos años en nuestro país, actividad de la que han derivado su sustento por generaciones comunidades enteras, es ahora declarada criminal y por tanto se persigue. Es decir, para "limpiar" de obstáculos los territorios donde existe mineral y riqueza, para dejarlos libre a la rapiña de estos monopolios, el gobierno criminaliza a toda la minería que no es "legal", la cual no está todavía bajo el control del gobierno o las grandes compañías.
La extracción de arena y grava, materiales necesarios para la construcción y por tanto, vital para el desarrollo de la infraestructura: construcción de vías, puentes, edificios, casas... está ubicado en el sector minero y es realizada en grandes ríos por empresas que utilizan dragas, o en canteras mediante el uso de maquinarias y explosivos, y de manera artesanal o tradicional, sobre todo en pequeños ríos y quebradas.
A este último grupo pertenecen alrededor de 100 areneros que de manera artesanal vienen extrayendo material de las quebradas del municipio de Dosquebradas, en sectores que denominan "playas" ubicadas en los barrios Santa Isabel, Santa Teresita y El Carbonero principalmente, desde mediados del siglo pasado; trabajo que ha pasado de generación en generación y que ha dado sustento a numerosas familias. En este trabajo que realizan por parejas de manera organizada y con utensilios rudimentarios muchas veces elaborados por ellos mismos, deben pasar toda una jornada de aproximadamente 8 horas metidos en el rio extrayendo y seleccionando material que luego ellos mismos venden a quienes se acercan a comprarlo.
Pues bien, trabajadores como estos que solo en contadas ocasiones alcanzan a obtener el equivalente a un salario mínimo, resulta que hoy son perseguidos como criminales por pertenecer a un sector minero declarado ilegal, lo cual pone en riesgo su sobrevivencia y en muchos casos, su única forma de trabajo pues su escasa formación y su bajísimo ingreso, no les ofrece ninguna otra posibilidad de conseguir su manutención lo que los convierte en un sector de los más oprimidos dentro de los oprimidos.
Estos "criminales" son además acusados de ser los causantes de los daños ambientales que están destruyendo los ríos y poniendo en riesgo a la población que los circunda, lo que tampoco es cierto porque el impacto que ellos generan con sus prácticas artesanales jamás se compara con los que ocasiona la extracción de material con dragas que sí tienen un verdadero poder de destrucción o la explotación a cielo abierto y a gran escala que ocasionan un impacto de proporciones gigantescas tampoco comparable con el ocasionado por la pequeña minería. Los criminales y los destructores del medio ambiente no son los mineros artesanales, son los monopolios, brazos hambrientos de un capitalismo que amenaza con devorarlo todo en su carrera por acumular más riqueza, empezando por los millones de oprimidos que para éstos no son más que obstáculos fáciles de arrasar, y continuando con los recursos que necesitan para seguir obteniendo más poder.
Por todo lo anterior creemos necesaria y justa la lucha de la pequeña y mediana minería, lucha que debemos acompañar como parte de la resistencia general frente al saqueo de los recursos naturales, a la destrucción del planeta, a la opresión de los pueblos y a un sistema que se alimenta de la miseria de los pobres. Solo unidos y organizados podemos luchar por la dignidad de los pueblos y por un mundo libre de opresión.
"Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación, ni todas las sociedades que coexistan en un momento dado, son propietarias de la tierra. Sólo son sus poseedoras, sus usufructuarias y deben legarla mejorada a las generaciones venideras".
Carlos Marx
Sinaltrainal Dosquebradas - ¡De Pie, Mujer! - Comité Femenino Popular - Sindibalastreros -
Corriente Progresista de Intelectuales (Eje Cafetero).